viernes, 8 de noviembre de 2013

Hospital de Santa Escolástica (AV)

     Como ya hice otras veces vamos a visitar otro de los lugares que no están en las guías de la ciudad, aunque por su enclave es fácil de encontrar, de momento, porque a una de estas nos lo tiran o lo venden a los americanos, igual este amable escrito levanta el interés por estos restos.
     Ávila en el siglo XVI contaba con un gran  número de hospitales e instituciones dedicadas a la asistencia social, de ellos muy pocos han llegado a la actualidad, unos han desaparecido otros se han transformado o solo quedan algunos restos, como es el caso. El Hospital de Santa Escolástica, seguramente es uno de los más  antiguos y más importantes. De este sólo nos queda la portada gótica realizada en 1506 por Pedro de Viniegra; doble puerta con arcos de medio punto entre dos pilares acanalados que rematan en pináculos, una especie de parteluz formado por una semicolumna con una virgen, ya casi renacentista, y bajo un dosel, el tímpano es semicircular y en el centro esta el escudo del fundador entre motivos vegetales. Frente al museo de al Santa, hay otra puerta que daría al patio hospitalario, formada pro grandes jambas y dintel monolítico (con el escudo de don Pedro López de Calatayud y su mujer Isabel de Zuñiga) y rematada con una cornisa de ladrillo.

     Antes que hospital fue convento de Monjas Bernardas y en el s XV debió de tener ya alguna dependencia dedicada a hospital, aunque la vida conventual estaba en cierta de cadencia, lo que posibilitó su función hospitalaria. No será hasta el año 1505 cuando tengamos la bula fundacional del Hospital de Santa Escolástica o de las Cadenas (las debió de tener en la fachada, alguno de los expósitos fueron llamados Escolástico/a de las Cadenas, aludiendo a su origen). El carácter de la institución viene recogido en su bula fundacional: “Una institución de niños expósitos y de piadosa ayuda a los propios padres” y también “Un Hospital de pobres en el cual los pobres de Cristo y otras personas miserables sean recibidas benéficamente y caritativamente tratadas, sean curados los enfermos y se les ayude con las cosas necesarias”.


     En las constituciones, de las que se guardan varias copias, definían bien su funcionamiento, (sanitario, administrativo y espiritual) y determina la lista de los 60 integrantes de su primera cofradía que es llamada “Cofradía de Cavalleros Hijosdalgo” y señalan la procedencia de sus cuatro patronos (hereditario, del cabildo catedral, del ayuntamiento y el representante de la cofradía). Hay que recordar que estas constituciones serán el modelo para los hospitales abulense.
     El conjunto estaba formado por un edificio de dos plantas en las que se distribuían iglesia, galerías, patios, enfermería y otras dependencias que se amplían con la compra de casas adyacentes al edificio principal.
     En el siglo XVIII los hospitales de la ciudad van a sufrir  un corto proceso de reunificación, que unido a las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz harán que el conjunto desaparezca hospitalario desaparezca; así en el plano de Francisco Coello de 1858  aparece como un solar. Allí se instalaron los almacenes de la Real Fabrica de Algodón, donde se despachaba la materia prima a los trabajadores para ser sometida a las operaciones destinadas a su preparación para el hilado.
     De su esplendor nada queda salvo el muro que delimitaba el recinto con las dos puertas cegadas y abandonadas al destino y actuaciones sin sentido como la de hace unos años, en la que se derribo parte del muro de piedra y se instalo una gran puerta. La portada gótica esta a la merced de coches, camiones o furgonetas que la dan mas de un golpe y terminaran tirándola; la nota de color la dan los contenedores de basura amarillo y verde. En otros lugares como puertas de garajes o aceras se ponen bolardos pero llama la atención que en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad una portada del siglo XVI no tenga ningún tipo de protección y que llame la atención a los turistas por su abandono. La portada esta situada en un enclave en la que se situaban  por un lado la desparecida Iglesia de Santo Domingo y los restos de la sinagoga, de la que solo queda el arco apuntado de ladrillo.