La primera vez que oí hablar de Villoruela fue en mis años de estudiante en Salamanca, ya que una amiga era de Arabayona y conocía a gente de allí, jamas llegue a saber como se llamaban, eran "los de Villoruela" y punto. Supe que allí se trabajaba la mimbre y el junco, vamos que son los cesteros de toda la vida y de hecho alguna vez compramos algún mueble para regalar. Con el tiempo he conocido a otra gente que también es de allí. Este pueblo salamanqués, forma parte de lo que se conoce como la comarca de Las Villas. El otro día hablando con un amigo que es de "paí", me dijo que se dice que Felipe II nació en Villoruela, lo que me llamó mucho la atención, ya que para mi había nacido en Valladolid, en el Palacio de Pimentel, y una vez que estuve me contaron la historia de la ventana que habían hecho puerta para sacar al futuro rey a bautizar.
Parece ser que que los villoruelenses dicen que el hijo del Emperador nació allí, en el Convento de Santa María La Alta, cuando estos se dirigían a Valladolid, tras su boda en Salamanaca con María de Portugal, para asistir a Las Cortes, celebradas en 1527. Por lo visto el párroco del pueblo al día siguiente del nacimiento escribió en el libro 1º de bautismos de Villoruela, en su folio 38: "Manifiesto sea a todos la presente vieren y leyeren cómo en el año de mil
quinientos e veinte e siete años a veinte e dos días del mes de mayo nasció el
hijo del Emperador Don Carlos muy Serenísimo Rey y Emperador e de la Serenísima
Reyna e Emperatriz nuestros Señores e llamóse, el Príncipe de Castilla Dn.
Felipe e por ser verdad yo el bachiller Tomás (o Toribio) Rodríguez lo
firmé". Pero esto esta demostrado que no fue así, por lo que se nos queda en una anécdota curiosa para poder contar.
El Monasterio de Santa María la Alta, fue fundado en 1510 por Catalina de Anaya, noble salmantina, que la quedarse viuda decide hacerse monja y con sus posesiones fundar el convento. Desde entonces ha habido monjas en el pueblo, salvo en el período de la invasión francesa, en 1808, cuando fue saqueado y destrozado por las tropas galas; ya en el siglo XX, pasa a tener un colegio de niñas, a instancias del Padre Cámara, Obispo de Salamanca y así hasta hasta los años 60 del siglo pasado.
El viernes santo por la mañana los jóvenes de la localidad representan un Vía Crucis, por las calles del pueblo, que llama bastante la atención por su realismo.
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