. . . Duerme el recuerdo, la
esperanza duerme
y es tranquilo curso de tu
vida
como el crecer de las
encinas, lento,
lento y seguro.
De entre tus piedras
seculares, tumba
de remembranzas del ayer
glorioso,
de entre tus piedras recojió
mi espíritu
fe, paz y fuerza.
En este patio que se
cierra al mundo
y con ruinosa crestería
borda
limpio celaje, al pie de
la fachada
que de plateros
ostenta filigranas en la piedra,
en este austero patio, cuando cede
el vocerío estudiantil,
susurra
voz de recuerdos. . .
Mi Salamanca. Miguel de Unamuno
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