Mucho
antes de la producción masiva de electricidad, las primeras centrales
hidroeléctricas se instalaron en colonias industriales, en molinos harineros o
en industrias textiles, que desde el s XIX aprovechaban la energía cinética del
agua en algunos ríos. Ya a inicios del siglo XX, algunos industriales dan
un gran paso, reinvirtiendo parte de sus beneficios en la incorporación de
elementos de producción de energías más eficientes. Eso les permitía
incrementar la productividad de su actividad y fabricar un superávit eléctrico
que suministraban a industrias cercanas o poblaciones en las que se empieza a
instalar un alumbrado público. En el s. XX en muchas ciudades el alumbrado era
por gas, pero la electricidad, era más limpia y mejoraba la calidad.
Estas centrales hidroeléctricas serán las fabricas de luz, con una
escasa producción y de poco alcance. La demanda era muy reducida, de ahí que
los sistemas de producción fuesen muy modestos y estuviesen tan
dispersos.
La fabrica de la luz es uno de los escasos
restos industriales de Ávila, si es que aquí llego a haber algo de industria.
Prácticamente lo que queda son ruinas que podrían haberse salvado y aprovechado
integrándose para diferentes usos, hace unos años se hablo de un hotel que no
llego. Un día de estos nos levantaremos y habrán desaparecidos como paso con la
Fabrica de Harina. Al llegar allí vemos un amplio recinto de piedra que
bordea lo que fue toda la infraestructura y que se puede saltar y curiosear en
su interior. Encontramos con dos naves derruidas, la de mayor tamaño
correspondería a la Fabrica de la Luz, de planta rectangular y con amplios
ventanales; la pequeña que repite las formas de la otra, era una fabrica de
harina. Entre las dos se halla una chimenea de ladrillo, en muy buen estado, en
contraposición al resto; también encontramos una caseta de transformación
eléctrica.
La fabrica fue construida en el año 1894, junto al Adaja, frente al lienzo sur
de la muralla, bajo la dirección del arquitecto Isidro Benito Domínguez. Otras
obras destacadas de este, fueron la restauración de la torre de San Nicolás y
los edificios modernistas de la calle Don Gerónimo, actualmente ocupados por la
Flor de Castilla y los Tejidos Catalanes. Este arquitecto del Ministerio de
Instrucción Pública y Bellas Artes, vivía en la Finca Tous, sita entre el atajo
de subida a Sonsoles y el río Chico; esta casa actualmente pertenece a unos
artistas (Caceres y Miranda) afincados en Madrid que se acaban de trasladar a Valencia, si bien
aquí pasan largas temporadas.