Corría el
año 1921 cuando Eusebio de Güell y López, vizconde de Güell, que era hijo del
constructor del Parque Güell, diseñado por Gaudi, compró una serie de huertos y
parcelas dentro de la zona amurallada pertenecientes a la antigua judería
abulense. Güell debida de ser todo menos convencional, qué se le podía haber
perdido en una ciudad decadente y provinciana, en un barrio medio deshabitado.
Tiempo después Javier de Winthuysen diseña un jardín para estos terrenos ricos
en agua, ya que eran antiguos huertos y a su vez protegidos del frío aire del
norte por el lienzo de la muralla. La finca viene a tener unos cinco mil metros
y el jardín unos tres mil. El Jardín de San Segundo viene a ser un finca de
recreo urbana, compuesta por dos casas orientadas al jardín, con una alberca y
unos canales, que dan protagonismo absoluto al agua, y desembocan en un albañal
de la muralla. Desde el exterior del recinto no se aprecia nada de lo que pueda
haber allí, ya que un muro salva de las miradas inquisitivas de los viandantes
y curiosos, se aprovechan las construcciones anteriores (casas, cuadras y
muro). Las dos casas conservarían la típica estructura de las de este barrio,
planta única de muros de sillarejo. El protagonista es el jardín, ante las
casitas, cosa que chocó a la burguesía abulense generando unas leyendas, como
la de que se derribó un palacio que nunca existió.
La finca paso al Marqués de Santo Domingo, por lo que también se
la conoce como el Huerto de Santo Domingo; este añade restos arquitectónicos y
esculturas como elementos decorativos al jardín, cinco toros vettones, escudos,
lápidas, capiteles y columnas que dan otro sentido respecto al original. En la
actualidad el jardín se conserva según el plano original depositado en el
archivo del Real Jardín Botánico Nacional, firmado en 1922. En la actualidad su
dueño es el Marqués de Pozoblanco, que vive en una de las casas y la otra puede
alquilarse como apartamento turístico.
Winthuysen escribió “a la seriedad majestuosa se una la gracia del
brote nuevo de la flor, gala del himeneo, cantan las fuentes y cantan los
pájaros, y el vegetal en su función, recoge nuestro aliento y nos da oxigeno,
arte y naturaleza belleza que in crescendo renace de si misma de templos de
amor y de vida”
Javier de Winthuysen Losada desarrolló una doble dedicación como pintor y jardinero paisajista, en gran medida en Madrid. Formado en el estudio de Gonzalo Bilbao, se mostró siempre independiente y ajeno a las vanguardias pictóricas de su tiempo. Su interés por la naturaleza y la vegetación, muy presentes en su pintura, encontró un nuevo cauce de expresión en la jardinería y el paisajismo. Con el apoyo de Juan Ramón Jimenez y de Sorolla, obtuvo en 1919 una pensión de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas para estudiar los jardines históricos españoles, y en 1930 publicó Jardines clásicos de España, libro dedicado a Castilla, que debería haberse completado, de acuerdo con el proyecto inicial del autor, con otros relativos a Andalucía, Levante y el Norte. Fue este un trabajo muy valioso y muy apreciado, que puso de relieve la riqueza de los jardines en España, «el único país del mundo —escribe— que encierra la historia completa del arte de los jardines desde la Edad Media hasta la actualidad».
Javier de Winthuysen Losada desarrolló una doble dedicación como pintor y jardinero paisajista, en gran medida en Madrid. Formado en el estudio de Gonzalo Bilbao, se mostró siempre independiente y ajeno a las vanguardias pictóricas de su tiempo. Su interés por la naturaleza y la vegetación, muy presentes en su pintura, encontró un nuevo cauce de expresión en la jardinería y el paisajismo. Con el apoyo de Juan Ramón Jimenez y de Sorolla, obtuvo en 1919 una pensión de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas para estudiar los jardines históricos españoles, y en 1930 publicó Jardines clásicos de España, libro dedicado a Castilla, que debería haberse completado, de acuerdo con el proyecto inicial del autor, con otros relativos a Andalucía, Levante y el Norte. Fue este un trabajo muy valioso y muy apreciado, que puso de relieve la riqueza de los jardines en España, «el único país del mundo —escribe— que encierra la historia completa del arte de los jardines desde la Edad Media hasta la actualidad».
Vaya,vaya grata sorpresa.....
ResponderEliminarFoMo