Saliendo de las
rutas más típicas y tópicas de Ávila, encontramos otra ciudad que escapa de la
muralla, la catedral y las cuatro iglesias que muestran los guías y que resulta
muy interesante para todos; viejas casonas o solo sus portadas, restos de
sinagogas y de las iglesias menos visitadas. Al inicio de la calle Conde don
Ramón podemos encontrar una serie de casonas de los siglos XVI-XVII, una de
ellas siempre me llamo la atención, imagino que como a otra mucha gente y no por
su arquitectura, sino por la línea de chicles que a modo de cenefa alguien se
ha dedicado a poner, y son muchos chicles los que hay allí, por lo que ha
empleado un largo tiempo en esta tarea.
De la casa en cuestión hemos hablado muchas veces ya que resulta que es
una especie de herencia maldita de una amiga, pertenece a la familia de
su padre y hasta el día de hoy ha dado mas disgustos que
alegrías. La Casa en cuestión perteneció a don Pedro del Águila, perteneciente
a una nobleza media abulense, que en 1546 encarga la portada a Juancho de
Mendiguna siguiendo el modelo la de la casa de Vicente Salcedo; a su vez la obra copia
las estructuras de otros edificios domésticos de esta época, salvo en sus
materiales que son más pobres y su decoración más sencilla o casi inexistente.
La fachada alterna planchas de tapial y ladrillo, reservando la sillería para la
portada (sistema adintelado formado por dos jambas de una sola pieza y un
dintel sobre unos tranqueros) y los vanos, que a su vez están protegidos por
unos tejadillos. En la parte superior de la fachada se conservan unos
esgrafiados con restos de escoria, si bien son más típicos de Segovia y que
recuerda la pervivencia islámica del arte español. Del interior poco se puede ver, salvo unas columnas toscanas en
el patio y el zaguán con puertas desenfiladas típico de los palacios abulenses
de este momento. La casa esta abandonada, esperando o desesperando un destino incierto.
La verdad que esta, nuestra querida a la vez que odiada, ciudad, es un gran filón a la hora de buscar lugares curiosos y raros, únicos y extraños, o de lo más común, como ya habéis podido ver en alguno de estos post del blog; muchas ideas, pero lo vas dejando y al final queda en agua de borrajas o en una pila de notas en cuadernos de espiral que no sabes ni como darlas forma, pero habrá que seguir con ello.
Fuente. López Fernández, M. I. : Guía de la arquitectura civil del S. XVI en Ávila. 2002
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