martes, 18 de diciembre de 2012

Javier Aramburu: Primera Exposición


Hacia mucho que no miraba el Babelia de El País, y creo que por casualidad, como siempre me han pasado las mejores cosas me puse a mirar le periódico mientras me tomaba un café o un vino en el Maspa y hablaba a salto de mata con mi primo. Leí el artículo que dedicaban a la primera exposición de Javier Aramburu en una galería en la esquina de la calle Alameda con Almadén (al lado del Caixa Forum de Madrid), y me dije lo de tengo que verla, pero no me había vuelto a dar cuenta hasta el otro día que pase por la puerta cuando iba a ver “Torres y Rascacielos” y pase por la Galería en cuestión y entre a ver sus dibujos, óleos y grabados para gran regocijo de mi ansia cultural del día. Menos mal que pase por ahí, ya que era la penúltima jornada que estaba abierta.


Ya conocía la obra de Aramburu, había llegado a ella a través de las portadas de muchos discos sin saber que eran obra suya (Fangoria, Los Planetas, Andrés Calamaro) y con las ilustraciones de Abezoo, libro que he regalado a hijos de amigos cuando empezaban con las letras, a Lucas le encanta y todavía me lo dice. La faceta musical, la conocí por el 2007, creo recordar, de manos del bueno de Isaac, “el mejor grupo musical español, nadie ha habido igual” decía, escuche Un soplo para el corazón  (1993) en su portátil mac y me grabó el disco, así como las versiones sacadas en el 2003 en homenaje a Family; después me compre una reedición que escucho de vez en cuando, no sabría elegir una canción, todas tienen un no se qué, que te acaban enganchado.

       Admiradores de la buena pintura o fans de Family y de Single, o ambas cosas, se citan en ese lugar, entre las habitaciones de Javier Aramburu, después de tantos años sin ponerle un rostro ni un lugar al artista. No es una galería como tal: Javier, con Teresa como agente, hace suyo y bajo su propio sello ese local que parece estructurado para acoger una pintura tan especial y significativa, tan íntima y honesta. Tras la recepción de arriba, desciendes al recogimiento de las estancias que contienen cinco años de dedicación. De dedicatorias y entregas: a los seres queridos, a las plantas vivificantes, a las portadas de Single, que originalmente eran grabados y óleos. Otros deberán ser quienes juzguen el valor artístico (mucho, seguro) pero la carga de emoción y belleza, dolor y serenidad, aflora por sí sola y cuenta muchas cosas de quien prefiere no contar nada con sus propias palabras, ni estar físicamente presente en la galería. Sin embargo, Javier Aramburu habita y se expone profundamente en esta primera exposición de múltiples significados: da un paso de gigante respecto a su anterior etapa en el diseño gráfico (ya intuido en las fabulosas ilustraciones que hizo para los libros Abezoo y Jaime de cristal) y abre la puerta a una nueva obra llena de promesas. De momento, estas habitaciones le absorben a uno, mientras las recorre una y otra vez en un bucle de admiración y fascinación. (Blog Diario Vasco)


http://www.javieraramburu.es

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