jueves, 16 de mayo de 2013

Capilla del Niño del Remedio (M)


     Esta capilla es relativamente reciente, no cuenta ni con un siglo, se construyó en el año 1917 en el solar que antes ocupó el Hospital de Santa Catalina de los Donados, fundado por el tesorero de Juan II y secretario de Enrique IV, Pedro Fernández de Lorca en el año 1460, con la función de atender a doce ancianos inválidos. El nombre de “Donados” viene de la vestimenta que llevaban estos hombres y que era destinada a personas que habiendo entrado en un orden religiosa no habían profesado. El Hospital funcionó hasta 1856, transformándose en Hospital de Ciegos dependiente de la beneficencia, trasladándose a Vista Alegre (una paradoja para los ciegos) en 1889. El edificio es demolido la nochebuena de 1893. La capilla actual es un pequeño oratorio de tres cuerpos, que acoge al Santo Niño del Remedio, una talla que se venera durante la celebración de la nochebuena, cuando es adorada en una cuna.
     La mañana del 13 de enero se celebra la fiesta del Niño, ya que era la fecha del Bautismo de Jesús; aun así, los días trece de cada mes se baja la figura del altar para ser venerada por las personas que tras largas colas besan su pie.
     La imagen del Niño del Remedio es una talla de finales del s. XVI. Cuenta la tradición que Pedro Martín Marazuela compró la talla, por 100 pts, a una vecina cubana que se marchaba de España y vendió todas sus pertenencias; la colocó en su imprenta, donde toda la familia la rezaba. Así fue adquiriendo fama de milagrero ya que parecía que atendía todas las peticiones que se le hacía, su fama fue tal que llegó a visitarla la Reina Mª Cristina, aumentando más esta si cabe.

     Bajando por Donados hacia la calle Arenal, nos  encontramos con un local con grandes puertas de madera  “Anema e Core” un restaurante regentado por dos primos, Salvatore en la cocina y Darío atendiendo la sala; un verdadero restaurante de cocina napolitana que posee un certificado de calidad que concede la Cámara de Comercio Italiana. Al entrar nos recibe el calor del horno de leña donde se elaboran las pizzas todos los días y el olor a basilico de sus platos. La pasta se hace a diario así como el resto de platos que se elaboran con materias primas traídas de Italia. La última vez que estuvimos algunos de los platos que compartimos, todos buenísimos, fueron: carpaccio de solomillo con rucula y queso, risotto de boletus, berenjenas horneadas o los postres mi perdición aquí (la panna cotta sigue sin decirme nada aunque sabía bien). Terminamos con un buen café y limoncelo.

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