miércoles, 22 de mayo de 2013

La Fabrica de la Luz (Av)


     Mucho antes de la producción masiva de electricidad, las primeras centrales hidroeléctricas se instalaron en colonias industriales, en molinos harineros o en industrias textiles, que desde el s XIX aprovechaban la energía cinética del agua en algunos ríos.  Ya a inicios del siglo XX, algunos industriales dan un gran paso, reinvirtiendo parte de sus beneficios en la incorporación de elementos de producción de energías más eficientes. Eso les permitía incrementar la productividad de su actividad y fabricar un superávit eléctrico que suministraban a industrias cercanas o poblaciones en las que se empieza a instalar un alumbrado público. En el s. XX en muchas ciudades el alumbrado era por gas, pero la electricidad, era más limpia y mejoraba la calidad.
     Estas centrales hidroeléctricas serán las fabricas de luz, con una escasa producción y de poco alcance. La demanda era muy reducida, de ahí que los sistemas de producción fuesen muy modestos y estuviesen tan dispersos.     

            La fabrica de la luz es uno de los escasos restos industriales de Ávila, si es que aquí llego a haber algo de industria. Prácticamente lo que queda son ruinas que podrían haberse salvado y aprovechado integrándose para diferentes usos, hace unos años se hablo de un hotel que no llego. Un día de estos nos levantaremos y habrán desaparecidos como paso con la Fabrica de Harina.  Al llegar allí vemos un amplio recinto de piedra que bordea lo que fue toda la infraestructura y que se puede saltar y curiosear en su interior. Encontramos con dos naves derruidas, la de mayor tamaño correspondería a la Fabrica de la Luz, de planta rectangular y con amplios ventanales; la pequeña que repite las formas de la otra, era una fabrica de harina. Entre las dos se halla una chimenea de ladrillo, en muy buen estado, en contraposición al resto; también encontramos una caseta de transformación eléctrica.
            La fabrica fue construida en el año 1894, junto al Adaja, frente al lienzo sur de la muralla, bajo la dirección del arquitecto Isidro Benito Domínguez. Otras obras destacadas de este, fueron la restauración de la torre de San Nicolás y los edificios modernistas de la calle Don Gerónimo, actualmente ocupados por la Flor de Castilla y los Tejidos Catalanes. Este arquitecto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, vivía en la Finca Tous, sita entre el atajo de subida a Sonsoles y el río Chico; esta casa actualmente pertenece a unos artistas (Caceres y Miranda) afincados en Madrid que se acaban de trasladar a Valencia, si bien aquí pasan largas temporadas.

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