lunes, 3 de febrero de 2014

Calle León (Madrid)

 Este domingo aproveche para escaparme a Madrid y dar una vuelta por el centro visitando lugares conocidos y desconocidos, de los últimos  el Museo del ABC, de la calle Amaniel; pudimos ver las ilustraciones del francés Benjamín Lacombe, que conocía por los libros editados por Edelvives. Me gustó mucho la cafetería, un espacio blanco y diáfano sin nada pero con todo. De aquí callejeamos hasta llegar al capitalino Barrio de las Letras, donde esta la calle León de la que voy a hablar.
La Calle León  tiene un trazado simple, recta y estrecha; nace en la calle del Prado y va a desembocar en Atocha. En la placa de la calle podemos encontrar el origen de su nombre; según la tradición en esta calle se estableció un indio que tenía un león en una jaula y que por dos maravedíes se lo enseñaba a la gente que por allí pasaba, convirtiéndose en una atracción muy popular, tanto como para dar nombre a la calle. En esta calle paso largas temporadas Miguel de Cervantes, en el edificio que hace esquina con la calle que lleva su nombre. En el número 27 nació el Premio Nóbel Jacinto Benavente. Otro personaje que vivió aquí fue Marcelino Menéndez Pelayo, en la Casa de la Real Academia de la Historia.
Antes también se la llamó, Calle del Mentidero, ya que aquí estaba uno de los mentideros más importantes de la Villa, el de los Cómicos; los mentideros eran lugares de encuentro para hablar y conversar sobre cualquier tema. Otra curiosidad de esta calle es que en el siglo XVIII  hubo una especie de pescadería de las más famosas de Madrid conocida como “fresco”; uno de los pocos lugares donde comprar pescados relativamente frescos, ya que en aquella época las comunicaciones entre los puertos eran muy malas y el trasporte era lento, por lo que el pescado era un artículo de lujo. Ahora el comercio tradicional va cediendo sus espacios a nuevas iniciativas comerciales que aprovechan estos viejos establecimientos dándoles un aire nuevo, aunque con la solera de antes. Voy a comentar algunos:
     La integral. Es una especie de bazar-tienda que reúne  los trabajos de artistas y diseñadores. Era una antigua confitería que funcionaba desde principios del s.  XX y sigue conservando el aspecto original en su fachada y en su mostrador de mármol.
     González. Es una antigua tienda de ultramarinos remodelada que mantiene su esencia  en sus vitrinas y selección productos. Ahora es una especie de Vinoteca/Charcutería donde puedes degustar unos buenos quesos acompañados por un vino en la trastienda, un bar como  los de toda la vida.
      Cosmen & Keiless. Era un antiguo bar que se ha reconvertido en panadería-pastelería, con una decoración muy cuidada, te trasporta a los cafés de centroeuropeos. Un lugar donde tomar un café con una tarta de queso y poder comprar panpan y otros tipos de bollería tradicional o más cosmopolita, pero elaborados de forma artesanal.
      Casa Pueblo. Un café con aspecto de antiguo, con veladores de mármol y terciopelos lleno de detalles en sus paredes con un fondo de jazz, tranquilo y que parece que estas en otro mundo observando la calle desde sus cristaleras. Buen café o cerveza, con un trato amable y profesional, algo que se echa en falta en otros lugares tan de moda hoy en día, hay que probar sus tartas de zanahoria y remolacha
      Dionisos. Un restaurante griego en la zona que huye de platos elaboradisimos, productos fresco y bien cocinados. El local es cómodo pero pequeño, con buen servicio. Tiene un menú del día que sale muy apañado y luego otros mas caros pero con más variedad y con el que degustar los platos helenos, bastante fieles por cierto.
En la esquina con la calle Prado, hay un hotel que en su fachada tiene una enorme salamandra hecha con cds, que se instaló para una feria de diseño y acabo quedándose y dando este toque tan original.

1 comentario:

  1. Qué interesante todo esto que cuentas y los sitios que recomiendas, habrá que ir a alguno de ellos y ya te contare

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