lunes, 18 de octubre de 2010

WAMBA (VA)






Salimos de Zaratán atravesando la zona de expansión del pueblo chalecitos modernos, adosados-acosados, unos con más acierto que otros, pero todos cortados por el mismo patrón. Nos adentramos en la zona de los Montes Torozos, Mario me aclara que esta es la Mancomunidad de los Montes Torozos, un amplia extensión vallisoletana cruzada por la A6 y que últimamente se esta poblando de huertos solares así como molinos de viento, quizá estos último son tiene la envergadura de otras que he visto; pero es curioso ver como se da nueva utilidad a los campos, me dicen que lo bueno de los molinos es que es un extra para la economía agrícola, ya que el suelo sigue tendiendo el uso tradicional a la vez que se da el nuevo. Ha estado toda la noche lloviendo y creo que de un momento a otro se pondrá a caer con ganas y no me equivoco, creo que hemos elegido mal día para la excursión, pero lo aprovecharemos a tope la mañana, más que nada por que a las 3 de la tarde tenemos un cumpleaños y la jornada festivalera promete ser larga (no me equivoque y se prolongó hasta altas horas de la madrugada).

Wamba, solo me evocaba dos cosas, por un lado el rey godo y por otro lado la famosa bamba de chocolate y crema, esto último me recordaba un amigo que cuando hizo la mili tuvo un compañero de este pueblo y le hacia mucha gracia el nombre, por lo dulce, no por otra cosa. El pueblo esta muy cerca de Valladolid y es una grata sorpresa para todos, Mario dice que jamás se le habría ocurrido pensar que encerrase esa iglesia y restos de monasterio, salio encantado de la vida (como su paisana Concha). Como recuerdo a uno de los últimos reyes godos, que le da su nombre, reciente mente han levantado un a estatua a la entrada en su honor. Aparcamos en la plaza y entramos en su iglesia, la suerte nos acompaña y acaba de empezar una visita guiada a la que nos unimos (estas visitas solo se desarrollan durante los fines de semana de verano y el resto del año tras la misa dominical, dependiendo de párroco).

La iglesia, de tres naves, es de origen muzárabe, con añadidos románicos y góticos posteriores, que distinguimos por el uso de sillarejo primero y luego grandes sillares. Como elementos que me llamaron de la atención: la triple cabecera con arcos de herradura; en una de las capillas laterales hay una cruz del tipo asturiano; los capiteles, como el del esquilador, el peso de las almas, el elefante; una escalera que lleva a una única galería lateral que lleva al campanario; hay un par de sepulcros de diferentes estilos. La iglesia y su monasterio pasaron a mano de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, con grandes terrenos bajo su dominio, la encomienda (Arroyo de la Encomienda, formaba parte de este, de ahí su nombre). A través de un arco pasamos a una nave lateral que guarda por un lado el baptisterio, que posiblemente fue la sal capitular del monasterio y una capilla. Esta capilla conserva unas pinturas y una bóveda palmeriforme, la columna que sostiene esta palmera esta muy desgatada ya que existía la creencia que tenia poderes curativos y todos los habitantes de la comarca venían a tocarla para curarse y daban una vuelta a su alrededor. Recuerda esta palmera a la de San Baudelio de Berlanga, la soriana esta mejor trabajada y conservada. La palmera es el “Árbol de la Vida”, es una planta que proyecta perfección por l asociación de dos principios geométricos, la línea recta de su tronco y el círculo de su ramas o frutos; es la exactitud de los dos casos matemáticos que también asume la justicia: la fe con la palabra y la acción. En definitiva un equilibrio que célula la balanza (vista en un capitel). Para los persas la palmera simboliza la “tierra celeste”. Para los cristianos es el emblema de la victoria, de la ascensión, de regeneración y de inmortalidad.
Nos llamó la atención la simbología de todos los elementos decorativos de la iglesia, también en la portada, donde aparecen alusiones a los solsticios, con dos figuras; cabezas de toros similares a las orientales. Hay un capitel con dos salamandras muy bien talladas, donde hay que volver otra vez hablar de un símbolo de la alquimia. La salamandra más que un animal es un reptil, que se caracteriza por su gran resistencia al fuego, identificándolo a la serpiente o al dragón, y por ende al infierno. Así pues es un símbolo mitológico, usado por religiones y cultos, del fuego, aquel que destruye pero a la vez también purifica, es por esta última cualidad por al que el cristianismo le considera símbolo de castidad.
Por último en los restos de lo que fue el claustro, donde quedan resto de los arranques de las bóvedas, hay un a sala, quizá la mas morbosa y la que mas llama la atención por que hay muy pocas repartidas por la geografía patria; el osario, donde se amontonan a lo largo sus paredes los restos humanos de monjes y personas enterradas en el monasterio. Hay una inscripción que dice “Como te ves, yo me vi, como me ves, te veras. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecaras”.

De aquí partimos al Monasterio de la Santa Espina, hoy escuela agrícola de la Junta, ubicado en un lugar privilegiado en la vega de un río; poco puedo decir de este sitio, dimos una vuelta por sus claustros, pero nada mas, no había nadie que te dijese que ver o que hacer, por lo visto tienen una exposición de mariposas y un museo de aperos; pero esto otra vez. En los años 50, el gobierno franquista levantó un pueblo un pueblo a su lado, donde vinieron colonos para explotar la tierra. Muchas de las paredes de las casa están decoradas por un famoso muralista vallisoletano, del que no recuerdo el nombre y me lo han repetido infinidad de veces. Yo tenía pesado comer en la “Casa del Labrador” un bar-restaurante-hostal, pero solo desayunamos; por lo que pude ver su cocina es muy recomendable y acuden gentes de la zona a degustar sus platos; ahora con al temporada de setas recién empezada han elaborado un menú degustación muy muy, incluso muuuu, recomendable y a un buen precio. Habrá que dejarse llevar o ir sin más, cualquier escusa es valida, sobre todo si es con buena compañía.







1 comentario:

  1. Oyessss, el de los murales de la Santa Espina, ¿no es Manuel Sierra? Me da a mí...
    Es una zona muy bonita esta, un poco pelada ("ancha es Castilla") pero con cosas interesantes.
    ¡Pues sí que viajas tú, majete!

    ResponderEliminar